Debate en torno al Análisis del Ciclo de Vida de Instalaciones Térmicas

Debate en torno al Análisis del Ciclo de Vida de Instalaciones Térmicas

Atecyr, la Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración, organizó el 21 de febrero en el marco de Genera 2023 una interesante jornada sobre ‘Análisis del Ciclo de Vida de Instalaciones Térmicas en la edificación’, que fue desarrollada por Javier Rey Martínez, coordinador Subcomité 5 de Sostenibilidad de Atecyr;  Héctor Martínez, director en NTT Data;  y Pedro Vicente Quiles, presidente del Comité Técnico de Atecyr.

 

Javier Rey, el primero de los ponentes en intervenir, se refirió a las estrategias de sostenibilidad que se están imponiendo desde Europa, encaminadas a lograr edificios sostenibles y recordó el papel,  cada vez más importante, que juegan los conceptos de sostenibilidad (la conjunción de aspectos medioambientales, económicos y sociales) y cómo hay que integrar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODSs). Explicó el experto que el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) es un sistema de análisis dentro del desarrollo sostenible, mientras que la Economía Circular (EC)  supone recuperar los residuos: aprovechar lo que hay.

 

Respecto al ACV, se trata de una herramienta metodológica para medir el impacto ambiental de un producto o proceso (que usa diferentes indicadores). Tiene importancia a nivel de Ecodiseño o la nueva Directiva de Eficiencia Energética en Edificios en la que se va a hablar de edificios cero emisiones y que supone recalcular todo (como por ejemplo el programa Calener, introduciendo metodologías como el ACV).

 

Sus  etapas (cuatro) las marca la ISO 14040-44: Extracción y fabricación; ecodiseño; vida útil y demolición, reciclado y reutilización. En cuanto a la metodología de un  Ciclo de Vida, se hace en cuatro fases: definir el objetivo-alcance, un análisis de inventario de las entradas y salidas (caracterizar los elementos, la energía –entradas, emisiones atmosféricas, aguas residuales, residuos sólidos, coproductos y otros vertidos-como salidas), la evaluación de los impactos potenciales (con cuatro apartados: clasificar, caracterizar, normalizar y ponderar) y la interpretación de los resultados.

 

Hay varias metodologías de evaluación de impactos: el Eco-indicador 99 y el EPS.

 

Foto de impacto de un producto en toda su vida útil

 

Héctor Martínez se centró en otros conceptos relacionados con la normativa. Según explicó, se hace ACV porque ofrece una foto del impacto de un producto, en toda su vida útil y se fija en las ineficiencias, lo que hace comprender cómo mejorar, aportando diferentes enfoques.

 

ACV permite comunicar objetivamente una información y puede ayudar, a través de la ISO 14040 de 2006, que supone diferentes etapas: el objetivo –alcance (con unidades funcionales y requisitos de datos), un análisis de inventario (describiéndolo y obteniendo datos), una evaluación de impactos…es un flujo de información.

 

Martínez señaló que apenas hace tres años nada de esto existía en el sector de las instalaciones y que se analiza el Ciclo de Vida como suma de etapas de la vida de un producto, lo que supone ir al concepto ‘cradle to cradle’. Supone saber los intercambios de inputs y outputs (emisiones, residuos, desperdicios, contaminantes,..). Las categorías de impacto aporta indicadores que describen los impactos ambientales al ACV, mientras que el análisis de huella de carbono sólo tiene en cuenta la totalidad de emisiones de GEI, que es interesante pero parcial, aunque existen sendas de descarbonización crecientes.

 

En este punto, el ponente se refirió al concepto Zero Carbón: balance neto cero, que calificó de utopía. Por eso se busca el Net Zero Carbon o carbono neutral, que compensa emisiones y que supone invertir en proyectos (energías renovables, deforestación, …). Net Zero Carbon es un concepto que el ponente habla de ‘interesado’, dado que se puede ‘comprar’. Esto es parecido a los Certificados de Ahorro de Energía, CAEs, que no es «un mecanismo perfecto» pero que dota de recursos (p.e. plantar un bosque corporativo’), que es interesante. Esto es parte del ‘greenwashing’, y por eso existe una normativa de Ecoetiquetado: ecoetiquetas (ISO 14024…tipo BREEAM), las autodeclaraciones ambientales (ISO 14021) o las Declaraciones Ambientales de Productos DAP (ISO 14025), que es una ACV de un producto, que se comunica de una forma objetiva, fundamental para usar en edificación, dado que en un edificio se incorpora una fase muy importante, que es el de explotación, el del uso.

 

Existen diferentes softwares para estos cálculos: de producto (SimaPro o gabiSoftware) y de Edificio (One Click LCA y Athenea), que son muy potentes y costosos.

 

Tras señalar que no hay consenso en certificaciones, dado que hay diferentes tipos, el director en NTT Data  se preguntó se preguntó si se tiene en cuenta todas las emisiones, el carbono embebido y el operacional. En el carbono embebido tiene mucho que decir el promotor y que hay que tener en cuenta que no hay DAPs de todos los productos. “Estamos en fase de evolución y aún queda tiempo. Cada vez más se tiende a usar estas herramientas e información”, señaló Martínez, quien ve el futuro como la integración de diferentes metodologías, por lo que el BIM facilita las cosas, que incorpora estas cuestiones, la biblioteca de materiales. “Estamos muy lejos de ponernos las pilas, exigir a los proveedores, al siguiente elemento de la cadena, estas cuestiones”, finalizó

 

En la jornada se puso un ejemplo de una bomba de calor, que el objetivo es doble: ACV de una BdC aire-aire SDH 240, para climatizar un comercio en Valladolid y una comparativa de equipos. Se ha usado el software SimaPro.

 

Evolución del Calener

En el debate final de la jornada, el moderador, Pedro Vicente Quiles,  indicó que no sabemos qué velocidad tomar de manera extendida, con métodos objetivos, en instalaciones térmicas.

 

Ante esto se preguntó sobre ¿Cómo va a evolucionar Calener? La respuesta es que para una ACV sirve pero se aleja de la realidad de intensidad del uso.

 

Se manifestó la dificultad de implementar todo esto, dado que Calener dice emisiones de operación. En ACV, la operación es el 80%, por lo que da un valor de referencia. No se ve viable hacer lo que han hecho de ACV para la bomba de calor y que por tanto no para un uso cotidiano al ser un sistema. Se quedarían en el cálculo de la Huella de carbono, para lo que el fabricante debería dar datos y que el Ministerio facilitara unas bases de datos. Es decir, el ACV es aplicable a un producto, pero para un sistema es más complicado.

 

Como conclusión, se dejó ver que aún no existe una norma para aplicar el ACV, por el uso y vida útil de los equipos, dado que un ACV es diferente para un edificio que para una instalación. Esto se acabará normalizando y queda camino por recorrer, si bien igual no es para todo… es para expertos. Esto no se estudia pero no hay conocimiento y conlleva un sobresfuerzo.