‘El calor de las Renovables’, un artículo de José María González, director de APPA Renovables

‘El calor de las Renovables’, un artículo de José María González, director de APPA Renovables

Para que España alcance los objetivos de descarbonización  y de integración de renovables, será necesario impulsar las energías limpias en todas sus vertientes. La actual emergencia  climática ha evidenciado, además, el papel fundamental de  las renovables para usos térmicos: biomasa, geotermia y la  combinación de bombas de calor de alta eficiencia.

 

Por José María González, director de APPA Renovables

 

Nadie duda sobre cuál es el rumbo de las inversiones en el sector eléctrico. Según los datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), el 88% de la nueva potencia instalada en 2021 fue eólica o fotovoltaica. Solo dos tecnologías, concentran nueve de cada diez megavatios instalados en todo el mundo. Sin embargo, ni toda la electricidad renovable es eólica o fotovoltaica, ni toda la energía es electricidad.

 

«La descarbonización en 2050 requerirá un 58% del uso de renovables y un 32% vendrá gracias a la eficiencia»

 

Cuando hablamos de objetivos de descarbonización o independencia energética, normalmente estos objetivos no llevan asociado ningún apellido. Por ello, hay otras metas específicas de porcentajes de renovables en la electricidad o en la energía, aunque, en realidad, estos objetivos son redundantes. Toda la descarbonización, o al menos la inmensa mayoría, de la que se está llevando a cabo en el sector energético implica energías renovables cuando se desea mantener la generación. Para poner los números negro sobre blanco, nuestra estrategia a 2050 de reducción de emisiones, según el informe Perspectives for the energy transition: Investment needs for a low-carbon energy system de IRENA, se podrá completar con un 58% de renovables (44% de renovables en sus usos habituales, y un 14% adicional de electrificación con renovables) y un 32% de la descarbonización corresponderá a la eficiencia.

 

Los retos de una integración renovable necesaria

 

Esto arroja una extraordinaria perspectiva de futuro para el sector de las renovables, pero también pone sobre la mesa un grandísimo reto que tenemos que abordar como sociedad. Las empresas por sí solas poco podemos hacer si no trabajamos perfectamente alineadas con los gobiernos y la sociedad. La tecnología ha hecho su parte, reduciendo significativamente los costes de las energías renovables. Con una reducción de costes del 72% en la eólica y el 90% en fotovoltaica, reducción también representativa, aunque menos llamativa en el resto de tecnologías, las renovables han cumplido su parte. Ya no es necesario glosar los aspectos positivos, las externalidades de estas fuentes energéticas, directamente son más económicas que las convencionales.

 

«Financiación, burocracia administrativa y contestación social, son algunos de los retos que las renovables tienen que abordar»

 

Este recorrido se quedaría en nada si no existiese financiación para desarrollar proyectos, si no se tramitasen las instalaciones y no se desarrollasen en zonas con recurso renovable adecuado. Por lo tanto, los gobiernos y la sociedad deben también cumplir su parte. Los gobiernos deben asegurar marcos regulatorios es tables y predecibles para que las compañías puedan financiar unas instalaciones que son costosas, y cuyo retorno de la inversión se mide en más años que una simple legislatura. Los partidos políticos deben estar alineados en su visión de cuál es el futuro energético del país para asegurar que no existan cambios regulatorios, en ocasiones retroactivos como en el pasado, que hagan peligrar el desarrollo de los proyectos.

 

 

La burocracia es también un reto que las renovables deben enfrentar. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) marca un ritmo instalador en España superior a los 5.000 MW de potencia renovable anual. Este ritmo implica duplicar el número de proyectos, sin que las Administraciones Públicas tengan la capacidad de duplicar el número de funcionarios al otro lado de la ventanilla. Esto supone un cuello de botella para el desarrollo renovable. Si pensamos en el desarrollo que está teniendo el Autoconsumo, que instaló 408 MW en 2019 y todo pa rece indicar que multiplicará por seis esa cifra en 2022, nos damos cuenta de la magnitud del reto que tenemos enfrente. No se trata solo de que es tamos instalando más potencia, sino que tratando de buscar la forma más distribuida y eficiente, también lo hacemos con instalaciones más pequeñas, al igual que cuando buscamos  menores costes lo hacemos con instalaciones mayores para aprovechar las economías de escala.

 

Por último, la parte más importan te de toda esta ecuación, la sociedad. Muchos de los nuevos proyectos renovables se enfrentan a la contestación social. Esto no es algo nuevo, pero es importante que pongamos cordura en el debate. Es matemática mente imposible instalar los más de 54.000 MW de renovables que marca el PNIEC en fotovoltaica en tejados o marquesinas, las renovables van a tener un impacto y eso es innegable.

 

Pero el impacto no es únicamente negativo, muchas protestas se ciñen al impacto visual de los aerogeneradores, olvidando los empleos creados, la riqueza generada y los innumerables beneficios medioambientales.

 

El incremento de la recaudación por las nuevas renovables reflejado en el PNIEC, está cifrado por el Gobierno en un rango de entre 7.600 y 19.800 millones de euros. Esta recaudación no solo permitiría cubrir todos los gastos de financiación pública, sino que crearía un superávit de entre 4.700 y 12.900 millones de euros para las administraciones locales. Con un solo euro por MWh para la administración local, un proyecto eólico podría suponer alrededor de 150.000 euros anuales para el consistorio, una cifra que fácilmente se multiplica por 8 o 10 para el conjunto de las administraciones locales. Todo esto hay que ponerlo sobre la mesa en el debate.

 

Renovables para el frío invierno

 

Como hemos visto, gran parte del de bate de la integración renovable está condicionado por nuestro desarrollo pasado. La sencillez, entendiendo esta palabra dentro de la complejidad de los retos técnicos, ha caracterizado a la implantación de renovables en nuestro sistema eléctrico. Por supuesto, hemos debido vencer importantes barreras como lo fue en su día la cuestión de los huecos de tensión para la eólica, o la adecuación entre oferta y demanda, así como la inercia de los sistemas o la regulación de la reactiva. Pero la integración de las energías limpias en nuestro mix eléctrico ha sido más sencilla por la homogeneidad del vector energético y por tratarse de empresas que integraban sus proyectos dentro de un mercado regulado y, a pesar de los vaivenes regulatorios y retributivos, predecible.

 

“La descarbonización requiere que el esfuerzo en renovables sea multitecnológico y multidisciplinar»

 

El verdadero reto al que se enfrentan las renovables en España coincide, con peligrosa precisión, con la amenaza que la invasión de Ucrania, y las posteriores sanciones a Rusia, han introducido en el debate habitual de los ciudadanos. ¿Cómo nos calen taremos en el frío invierno? ¿Qué ocurrirá con la industria nacional que re quiere procesos de alta temperatura?

 

En el futuro, es posible que el hidrógeno renovable responda a muchas de estas preguntas, pero, en el corto medio plazo, las renovables para usos térmicos serán fundamentales.

 

Principalmente, biomasa, geotermia y la combinación de bombas de calor de alta eficiencia combinadas con una mayor presencia de renovables en nuestro mix eléctrico.

 

La dependencia de los combustibles fósiles no solo afecta a España, también a toda Europa, que ha sido cogida con el pie cambiado por la invasión de Ucrania. Un par de meses antes de este conflicto bélico, que ha paralizado gran parte de las importaciones fósiles que provenían de Rusia, la Unión Europea había catalogado como “sostenibles” los proyectos de gas natural, una forma de facilitar las inversiones en este combustible fósil.

 

La ironía de que se cortasen las importaciones de gas ruso a Alemania, después de que este país presionase para que estas importaciones se calificasen como sostenibles no deja indiferente.

 

 

 

Mientras calificábamos como “sostenibles” al gas y la nuclear, una corriente a lo largo y ancho del Viejo Continente buscaba prohibir en la nueva Directiva de Renovables el uso de biomasa forestal. No prohibir el uso no sostenible, sino todo tipo de uso, también el de podas o cualquier otro subproducto de industrias forestales.

 

Pensábamos prohibir el uso de biomasa, cuando en nuestro país y muchos otros de Europa se emplea únicamente biomasa de proximidad perfecta mente sostenible, al mismo tiempo que “animábamos” a empresas y financiadores a acometer proyectos de un gas natural que no tenemos.

 

Los usos térmicos de las energías renovables, principalmente satisfechos con biomasa, ahorraron a nuestro país 3.825 millones de euros el año pasado.

 

Se trata de la tecnología renovable que más empleos genera por megavatio instalado y la que mejor se integra en el mundo rural, valorizando subproductos de las industrias agrícola, ganadera o forestal. Y se trata de la única tecnología renovable con la suficiente versatilidad para generar electricidad y satisfacer nuestras necesidades térmicas mediante calderas de biomasa.

 

A pesar de estas bondades, los borradores de las órdenes de parámetros retributivos no han reconocido el incremento de costes asociado al sector en su vertiente eléctrica. Mientras los costes de estas tecnologías (principalmente la materia prima biomásica) han aumentado en un 40%, las órdenes mencionadas solo reconocen un incremento de costes del 1% para 2022. A la subida exponencial de los costes asociados a la recogida de biomasa (que afecta a to das las escalas: gasoil para la recogida, sueldos de los trabajadores…), hay que sumar una creciente demanda de la biomasa agroforestal, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

 

La calefacción renovable y la electrificación

 

La biomasa, tanto en su forma tradicional como en las nuevas calderas de pellets, es una solución para la integración renovable a la hora de cubrir las necesidades térmicas. Pero no es la única alternativa. Hemos mencionado la geotermia, que en su vertiente de alta entalpía proporciona refrigeración, calefacción y agua caliente sanitaria, también la solar térmica, pero la combinación de electrificación y usos térmicos es también una opción muy válida.

 

Las bombas de calor de alta eficiencia presentes en el mercado proporcionan calefacción, refrigeración y ACS consumiendo electricidad. Teniendo en cuenta que, en la próxima década, pasaremos de un 47% de electricidad renovable a un 74% en 2030, comprobamos que el uso de estas máquinas térmicas son un buen medio para descarbonizar nuestro mix energético. A la hora de cambiar una caldera de gasoil o gas, tenemos diversas opciones renovables: biomasa, geotermia y bombas de calor si la electricidad consumida procede de fuentes renovables.

 

«La integración renovable en el sector avanza a buen ritmo, con un buen nivel instalador. Lo que no avanza de igual manera es la electrificación de nuestro sistema energético»

 

Y, de nuevo, nuestro razonamiento vuelve al sector eléctrico, pues es el que está sosteniendo en la actualidad la Transición Energética. La integración renovable en el sector avanza a buen ritmo, con un buen nivel instalador. Lo que no avanza de igual manera es la electrificación de nuestro sistema energético. En los últimos ocho años, la electricidad ha pasado de representar el 23,4% de la energía final consumida en 2014, al 24,3% en 2021. Un avance menor a un punto porcentual que es, a todas luces, insuficiente.

 

Si España quiere alcanzar los objetivos de descarbonización y de integración de renovables, será necesario impulsar las energías limpias en todas sus vertientes. También será necesario impulsar una electrificación que, en nuestro país, está estancada. El esfuerzo, como vemos, debe ser multitecnológico y multidisciplinar. Solo si contamos con todas las tecnologías renovables disponibles y realizamos avances en los principales consumos (calefacción, transporte y usos eléctricos) podremos conseguir un mix ene gético más sostenible y una economía más independiente.