La bomba de calor, la tecnología más económica para la descarbonización de la calefacción

La bomba de calor, la tecnología más económica para la descarbonización de la calefacción

La bomba de calor eléctrica sería el sistema más rentable de calefacción en el periodo 2025-2040. Así lo revela un estudio europeo en el que ha participado la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) junto a BEUC y las organizaciones de consumidores de Italia (Altroconsumo), República Checa (dTest) y Polonia (Federacja Konsumentow) y  en el que se han analizado también los costes de los sistemas mixtos hidrógeno/electricidad y de  las calderas de hidrógeno.

 

La elección del  periodo 2025-2040 obedece a  la actual revisión de la legislación europea. También se tiene en cuenta que la  vida media de los aparatos se sitúa entre 15 y 20 años. Cabe señalar también que en el análisis, el coste de  la calefacción se ha calculado para una vivienda unifamiliar y un piso, teniendo en cuenta la compra e instalación de los aparatos, el coste de la energía que usan  (lo que cuesta generarla y las inversiones en las redes que la transportan) y el aislamiento de los edificios

 

Cinco conclusiones 

En concreto, el estudio ha arrojado estas  cinco conclusiones principales:

 

  • Las bombas de calor eléctricas son la opción más económica para que los consumidores descarbonicen su calefacción: resultan un 30% más baratas que la solución híbrida hidrógen/electricidad y casi un 60% más económicas que la caldera de hidrógeno. En zonas muy pobladas, como las grandes ciudades, un sistema de calefacción urbana alimentado por bombas de calor también sería competitivo. Las calderas de hidrógeno y las bombas de calor híbridas (hidrógeno/electricidad) son la opción más cara para los consumidores, ya que el hidrógeno distribuido a través de las redes convencionales de gas natural resultará más caro para los consumidores que el gas.

 

  • En los climas fríos, las mejoras en la eficiencia energética de los hogares aportan beneficios económicos significativos a los consumidores, reduciendo el consumo y las emisiones de CO2. En climas cálidos, el sombreado (por ejemplo, poner persianas) puede disminuir el consumo y mejorar el confort.

 

  • La «calefacción inteligente» que se conecta cuando es más barata la energía en las horas de menor consumo reduciría los costes de calefacción de los consumidores hasta un 25% en comparación con la calefacción convencional. Usar la electricidad en las horas de menor demanda reduce la necesidad de invertir en redes eléctricas, lo que debería traducirse en menos cargos fijos por uso de la red en las facturas que soportan los consumidores.

 

  • Si los gobiernos ponen en marcha programas ambiciosos de renovación de viviendas, que permitan a muchos consumidores mejorar la eficiencia energética de sus hogares, también podría significar tarifas de red más bajas y facturas energéticas más bajas para los consumidores por la reducción del consumo en las viviendas.

 

  • Los consumidores necesitarán apoyo financiero que les ayuden a afrontar la elevada inversión inicial de la compra de los aparatos y las mejoras en la vivienda mediante préstamos asequibles o subvenciones.

 

 

El mejor sistema también en España

Al igual que en el resto de los países europeos,  el estudio ha determinado que la calefacción mejor y más barata para los consumidores españoles sería también una bomba de calor eléctrica (un sistema de aerotermia), mientras que las calderas de hidrógeno resultarían un 60% más caras. Además, una ventaja adicional de las bombas de calor es que pueden refrigerar en verano, mientras que con una caldera de hidrógeno habría que comprar un aparato aparte.

 

En cuanto a la mejora energética de las viviendas, acometer obras de renovación en profundidad es en España muy caro, debido al alto coste de la mano de obra, lo que hace más difícil amortizar económicamente la inversión de forma individual. Sin embargo, realizar algunas mejoras de cierto calado sí compensa, y no solo por el ahorro, sino también porque se está más cómodo en casa. Además, si muchos consumidores mejoran sus viviendas, se reduciría la demanda de energía, lo que se traduce en un considerable ahorro en el mantenimiento de las redes de distribución, que puede repercutirse a los usuarios.

 

En zonas urbanas, un sistema de calefacción colectiva por barrios o urbanizaciones (district heating) puede resultar hasta un 3% más barato que el uso de una bomba de calor eléctrica individual. Sin embargo, el despliegue de la calefacción urbana a las zonas rurales no sería tan competitivo, a no ser que se aprovechen recursos propios de la zona, como la biomasa.

 

A la vista de los resultados del estudio, OCU, junto a las Organizaciones Europeas integradas en BEUC, pide que se tenga en cuenta el beneficio de los consumidores a la hora de diseñar las redes energéticas del futuro más cercano, y solicitan ayudas para que los consumidores pueden comprar e instalar bombas de calor y mejorar los aislamientos de sus viviendas.