La crisis de las materias primas, un problema para la industria y la recuperación económica
Incremento de los plazos de entrega, escalada de precios, reducción de la producción, cuellos de botella, aumento de la inflación. Son algunas de las consecuencias de la escasez de materias primas, que en julio pasado afectaba a cerca del 40% de las empresas manufactureras de la UEM, y en torno al 22% de las españolas. Un problema que está dificultando a la industria aprovechar el repunte de la demanda interna y que podría frenar, en cierta medida, la recuperación económica.
Texto: Gregorio Izquierdo Llanes, director de Economía de CEOE, y Paloma Blanco Ramos, economista del Servicio de Estudios de CEOE
Durante el último año, muchas empresas manufactureras han sufrido problemas de abastecimiento en sus insumos, principalmente en el caso de semiconductores, productos químicos, metales industriales, plástico o madera, entre otros. Además, muchos de estos materiales, ante el aumento de la demanda y la escasez de oferta, han registrado una notable escalada en sus precios. Esta situación viene explicada por la confluencia de varios factores.
«Semiconductores, productos químicos, metales industriales, plástico o madera, son algunos de los materiales más escasos»
En primer lugar, hay que señalar el incremento de la demanda de determinados productos. Desde el tercer trimestre de 2020, cuando comenzaron a levantarse las medidas de contención más restrictivas que caracterizaron los primeros meses de la crisis del coronavirus, la recuperación del consumo de las familias se concentró inicialmente en el consumo de bienes, fundamentalmente en productos tecnológicos y de equipamiento del hogar, al estar los servicios sometidos a elevadas restricciones. Este efecto se produjo en un corto periodo de tiempo y a escala global, pasando de una práctica paralización de la actividad a un fuerte aumento de los pedidos, lo que tuvo como resultado la formación de ‘cuellos de botella’ y disrupciones en las cadenas de valor y en los transportes, cuya oferta disponible no era capaz de cubrir la demanda.
En segundo lugar, cabe destacar el diferente ritmo de salida de la crisis y acopio de productos por parte de las economías asiáticas. Hay que tener en cuenta que China, el primer país que consiguió controlar el virus, ya estaba funcionando a ritmos precrisis a mediados de 2020, con lo que la demanda se reactivó primeramente en Asia y los stocks disponibles se dirigieron allí, mientras que las economías europeas fueron a la zaga. Además, ante la previsión de un aumento de la demanda, como finalmente se constató, los países asiáticos han hecho acopio de determinados productos, disminuyendo la oferta disponible.
«Ante el aumento de la demanda y la escasez de oferta, muchos de estas materias primas han registrado una notable escalada en sus precios»
Otro factor a tener en cuenta es la concentración de proveedores de determinados productos en pocos países y los problemas de transporte en las rutas marítimas con Asia. Algunos de los productos que están sufriendo problemas de abastecimientos en España y Europa aglutinan gran parte de su producción en los países asiáticos, este sería el caso, por ejemplo, de los semiconductores y microchips, donde Taiwán y Corea del Sur producen más del 80% del total mundial. Esta alta concentración de proveedores en áreas tan lejanas hace que las industrias europeas dependan del correcto funcionamiento de los transportes internacionales, principalmente marítimo y aéreo, que no pueden incrementar de forma inmediata su volumen de transporte y que, además, están experimentando disrupciones logística
Todo ello está dando lugar a aumentos de los plazos de entrega de proveedores y a restricciones que impiden el aumento de la producción de nuestra industria, lo que dificulta satisfacer las entradas de pedidos, al tiempo que las empresas hacen un esfuerzo para aumentar los stocks ante la previsión de posibles problemas de abastecimiento.
«Taiwán y Corea del Sur producen más del 80% del total mundial de semiconductores y microchips»
El 40% de empresas europeas afectadas
En concreto, según refleja el Banco de España en su último informe trimestral a partir de la información de las encuestas de opinión de la Comisión Europea, en julio el porcentaje de empresas manufactureras de la UEM (Unión Económica y Monetaria europea) enfrentadas a escasez de material o de equipo marcó un máximo histórico, cercano al 40%, muy alejado del 7% registrado a finales de 2020. En el caso de España este porcentaje se situó en el 22%.
Entre las ramas manufactureras, estas restricciones se han producido de manera más intensa en las de fabricación de vehículos de motor (43% de sus empresas), de material y equipo eléctrico (48% de sus empresas), de productos informáticos y electrónicos (33%), así como en la de productos de caucho y plásticos (53%) o en la industria química (19%). El conjunto de estas ramas afectadas por la falta de materias primas supone más del 40% de valor añadido bruto de las manufacturas.
«Las empresas hacen un esfuerzo para aumentar los stocks ante la previsión de posibles problemas de abastecimiento»
En algunos casos, la escasez de materias primas o componentes puede deberse a desajustes temporales entre oferta y demanda, y podrían ir remitiendo en los próximos meses, pero en otros casos, como en el de los semiconductores, pueden ser más persistentes en el tiempo, en la medida en que aumentar la oferta supone construir nuevas plantas de producción.
Por todo ello, la industria manufacturera se está viendo limitada para elevar su producción y aprovechar el fuerte aumento de la demanda de consumo, lo que podría frenar el proceso de recuperación económica. Este efecto podría verse agravado si los ‘cuellos de botella’ se trasladan a otras ramas productivas, no solo manufactureras sino también de servicios.
Escalada de los precios
Además, en un contexto de aumentos significativos de los precios de las materias primas y de los transportes, estos problemas de abastecimiento se están reflejando en un notable aumento de los precios de importación y estaría comenzando a reflejarse en los precios de los productos industriales terminados, si bien todavía moderadamente. Todo ello está contribuyendo a que la inflación general aumente.
En definitiva, la elevada demanda internacional de determinadas materias primas y componentes, junto con la escasez de oferta disponible y las disrupciones en el transporte, han provocado una falta de insumos y un aumento del precio de éstos que está dificultando a la industria aprovechar el repunte de la demanda interna y podría frenar en cierta medida la recuperación de la economía. Además, preocupa que estos ‘cuellos de botella’ se trasladen a otras industrias y servicios y que el aumento de precios se prolongue en el tiempo repercutiendo sobre la inflación general y sobre la política monetaria, sobre todo cuando la salida de la crisis todavía no se ha consolidado.