La descarbonización del hogar: clave en la hoja de ruta climática de España

La descarbonización del hogar: clave en la hoja de ruta climática de España

El cambio climático sigue consolidándose como uno de los grandes desafíos globales de nuestro tiempo. En respuesta, España ha asumido compromisos internacionales que apuntan a reducir su huella de carbono y acelerar la transición hacia un modelo económico y energético más sostenible. En este camino, la descarbonización del sector residencial emerge como una pieza esencial, dado que, según datos de la Unión Europea, el 40% del consumo energético directo de las viviendas todavía proviene de fuentes fósiles.

 

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) es el principal marco estratégico que guiará las políticas energéticas y climáticas de España hasta 2030. En su revisión para el periodo 2023-2030, el plan propone transformar las viviendas en motores de eficiencia y sostenibilidad, combinando rehabilitación energética, adopción de tecnologías renovables y digitalización de sistemas domésticos.

 

Entre sus objetivos más ambiciosos se encuentra la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 32% para 2030, tomando como referencia los niveles de 1990. Lograr esta meta requerirá, según detalla el informe OREVE 2024, una inversión decidida en la rehabilitación de edificios y una transición firme hacia edificaciones de consumo casi nulo, conocidos como Edificios de Cero Emisiones (ZEB).

 

 

Autoconsumo y gestión inteligente: pilares del hogar sostenible

 

El incremento de las energías renovables en el ámbito doméstico es otra de las grandes apuestas del PNIEC. España se ha marcado como meta que, en 2030, el 48% de su energía final proceda de fuentes renovables. Para ello, el autoconsumo mediante instalaciones fotovoltaicas jugará un papel crucial: se espera que en ese año el país alcance los 19 GW de capacidad instalada en autoconsumo, lo que representaría un notable salto respecto al volumen actual.

 

Pero la transformación energética del hogar no pasa solo por generar energía limpia, sino también por gestionarla de forma eficiente. La digitalización de las viviendas, a través de sistemas inteligentes capaces de optimizar el uso de calefacción, iluminación y electrodomésticos en función de la demanda y la oferta disponible de energía renovable, permitirá a los hogares reducir tanto sus emisiones como su factura eléctrica.

 

En paralelo, el fomento de las comunidades energéticas —agrupaciones de vecinos que producen, comparten y consumen energía renovable de manera colectiva— es otro de los elementos clave para democratizar y acelerar la transición energética, permitiendo que los ciudadanos se conviertan en protagonistas activos del cambio.

 

 

Un cambio de modelo que requiere compromiso colectivo

 

La transformación del sector residencial es, según los expertos, uno de los puntos de inflexión más relevantes en la transición energética española. La rehabilitación eficiente, el autoconsumo, las renovables y la digitalización representan los cuatro ejes fundamentales sobre los que se asienta esta nueva visión de la vivienda como espacio autosuficiente, sostenible y resiliente.

 

No obstante, para alcanzar estos objetivos será imprescindible la implicación conjunta de administraciones, empresas y ciudadanos. La transición energética es un reto colectivo que demanda coordinación y compromiso, pero también representa una oportunidad única para convertir las viviendas españolas en espacios más confortables, eficientes y respetuosos con el medio ambiente, mejorando al mismo tiempo la calidad de vida y la competitividad económica.