Calefacción: las instalaciones no se diseñan para condiciones excepcionales  

Calefacción: las instalaciones no se diseñan para condiciones excepcionales  

Las instalaciones térmicas no suelen estar diseñadas para condiciones excepcionales. Así se ha constatado con la reciente ola de frío y la bajada en picado de unas temperaturas que marcarán historia. Un buen mantenimiento y la adopción de una serie de hábitos sencillos permitirán, no obstante, sacar el máximo rendimiento a la calefacción de las viviendas.

Texto: Juan Burgaleta,

Comité Técnico de CNI

 

Hace unos días hemos padecido una ola de frío que nos ha hecho fijar la vista en nuestras instalaciones térmicas, pero lo primero que debemos de tener claro es que cuando en el exterior se alcanzan temperaturas muy inferiores a lo habitual, cabe esperar que en nuestra casa también tengamos temperaturas inusuales y no tendremos más remedio que abrigarnos un poco más. Las instalaciones se diseñan en base a unas condiciones normales, cuando se salen de esa normalidad es posible que nuestros sistemas no puedan atender esa demanda.

 

Las instalaciones se diseñan en base a unas condiciones normales, cuando se salen de esa normalidad es posible que nuestros sistemas no puedan atender esa demanda

 

Para poder tomar alguna medida que nos permita sacar el máximo partido a nuestra calefacción lo primero es ser conocedores del tipo de instalación que tenemos ya que cada sistema tiene sus particularidades y es bueno que las conozcamos, ya que el comportamiento y utilización de un sistema de caldeo basado en la distribución de aire se comporta radicalmente diferente a un sistema de suelo radiante o a uno de radiadores convencionales.

 

 

En la actualidad, los sistemas más usuales de calefacción, basados en radiadores con una red de agua, se calculan con temperaturas de circulación de agua de 50 o 60 ºC, en condiciones de frío extremo, es posible que debamos aumentar esas temperaturas, debiendo ser conscientes de que el rendimiento energético de los generadores se ve disminuido, y por lo tanto, nuestro consumo de combustible aumentará.

 

El comportamiento y utilización de un sistema de caldeo basado en la distribución de aire se comporta radicalmente diferente a un sistema de suelo radiante o a uno de radiadores convencionales

 

Vamos a recordar unos consejos simples y conocidos pero que no por ello estamos acostumbrados a aplicar.

 

Mantenimiento: eficacia y seguridad

Debemos de partir de que nuestra instalación se encuentra bien mantenida, el mantenimiento es esencial no solo para conseguir unos rendimientos adecuados y aportaciones satisfactorias. Unos quemadores, unos filtros, unos intercambiadores sucios van originar que no se aproveche todo el potencial de nuestra instalación; por ejemplo, una caldera con los intercambiadores sucios puede ver reducida su eficacia en más de un 25%, agravándose la situación hasta poder encontrarnos con su fallo de funcionamiento, pero además, un adecuado mantenimiento se hace imprescindible por razones de seguridad.

 

Unos quemadores, unos filtros, unos intercambiadores sucios van originar que no se aproveche todo el potencial de nuestra instalación

 

Partiendo de ese supuesto de que nos hemos preocupado de nuestra instalación, costumbres tan simples como el comprobar la presión de los circuitos pueden ayudarnos a prevenir fallos cuando más requerimos su funcionamiento. Tanto presiones por encima como por debajo pueden originar bloqueos o averías importantes. Conviene revisar las instrucciones de nuestro equipo para saber la presión adecuada que debe marcar el manómetro, cuando la caldera se encuentra parada.

Las averías más simples, en momentos en que los técnicos mantenedores están saturados, pueden ser un inconveniente adicional que dilatan aún más el tiempo hasta que la instalación vuelve a funcionar adecuadamente.

 

 

Radiadores despejados

Otro punto importante es evitar cubrir los radiadores, todos somos conocedores de ello, pero a veces se nos olvida. Un cubrerradiador, el colocar ropa encima o acciones similares, pueden disminuir la emisión de calor de forma importante (hecho que se convierte en peligroso cuando el elemento puede alcanzar temperaturas altas como ocurre con los radiadores eléctricos). La disminución de calor se agrava cuando ponemos telas húmedas encima para su secado, además de la barrera a la difusión de calor, estamos aumentando la humedad ambiental de forma notable, esa combinación temperatura-humedad puede hacer que no estemos en una situación confortable. El inconveniente de la humedad también se producirá si colocamos tendederos en las proximidades de los emisores.

 

Un cubrerradiador, el colocar ropa encima o acciones similares, pueden disminuir la emisión de calor de forma importante

 

Adecuada ventilación

Al hilo con lo anterior nos surge valorar lo imprescindible de una ventilación de los recintos. Continuamente estamos siendo informados de las bondades de la ventilación a la hora de dispersar de nuestro entorno virus, bacterias y ahora añadimos el punto de vista de la disminución del grado de humedad que disminuirá la proliferación de hongos y también aumentará la sensación de bienestar. Una ventilación entre 5 y 10 minutos, aunque las condiciones exteriores parezcan desaconsejarlo, mejorara nuestro confort.

 

En torno a los 21ºC

Las temperaturas óptimas desde el punto de vista confort-economía son aquellas próximas a los 21ºC, independientemente de la temperatura exterior, recordamos que aumentar un grado no supone mucho en nuestra percepción, pero supone un aumento en torno al 7% de consumo de energía, valor que puede superar el 10% cuando las condiciones exteriores son inferiores a lo habitual.

 

Las temperaturas óptimas desde el punto de vista confort-economía son aquellas próximas a los 21ºC

 

Por otra parte, como norma general, se recomienda no apagar el sistema completamente durante las noches, es más eficiente mantener una temperatura próxima a 18ºC para que cuando requiramos el servicio, a la instalación no le cueste tanto calentar paredes y cerramientos (vencer la inercia térmica). Llegados a este punto es difícil valorar cuando deja de ser rentable el disminuir temperaturas y pasa a serlo el apagar la instalación, cada instalación tendrá un comportamiento diferente, en general, paradas menores a 12 horas, con 4 de funcionamiento, pueden aconsejar la práctica de mantenerla funcionando a la temperatura de espera en torno a los indicados 18ºC.

Incluso en los días más fríos podemos tener horas de insolación, conviene aprovecharlas corriendo cortinas y levantando persianas para que el sol caliente paramentos, por el contrario, por las noches conviene evitar pérdidas cerrando esos elementos.

También podemos intentar aprovechar al máximo el calor generado, y disminuir consumos si cerramos los emisores de las zonas no utilizadas (habitaciones de invitados, por ejemplo).

 

 

En el caso de radiadores debemos comprobar que toda su superficie se encuentra homogéneamente caliente, en general no se hace recomendable el purgado  sistemático de la instalación, solo será necesario si realmente tiene gas (aire y/o compuestos de hidrógeno generado en el interior de la propia instalación) ya que posteriormente hay que rellenar el circuito introduciendo agua con alto contenido de oxígeno y según las zonas aguas duras, que con aportación de agua nueva agrava problemas de incrustaciones u óxido. En caso de dudar sobre la necesidad o no de purgado, dejarlo en manos de nuestro mantenedor de confianza que siempre aconsejará la opción más aconsejable.

Por último, para no olvidarnos del Agua Caliente, mencionar que en épocas de frío extremo podemos ver disminuida sus características y notar que no sale el agua a su temperatura habitual, tendremos que aumentar la temperatura de producción en el generador para compensar las bajas temperaturas del agua de la red y en ocasiones variaciones en las condiciones de suministro cuando compartimos una red de distribución (de  combustible o energía) y se produce el hecho de haber muchos más usuarios demandando servicio de lo que es habitual.

 

Se recomienda aumentar la temperatura de producción en el generador para compensar las bajas temperaturas del agua de la red

 

Para acabar, quiero recordar la reflexión inicial, es muy probable que cuando en el exterior las condiciones son más duras de lo habitual tengamos que añadir elementos extras como sustituir nuestras prendas por otras de más abrigo, sin que eso suponga que debamos sentir que retrocedemos siglos atrás ya que las instalaciones no se diseñan para condiciones excepcionales.