APPA Renovables celebra la ambición de PNIEC y reclama una apuesta por la electrificación y la flexibilidad
En la última rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, anunció los objetivos actualizados de España en materia de transición energética. Las nuevas metas son ambiciosas: un 48% de energías renovables en el consumo final de energía y un 81% de electricidad de origen renovable para 2030. Estos objetivos, que forman parte del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), plantean un reto significativo para el país, que deberá transformar profundamente su modelo energético para alcanzarlos.
Para lograr estas metas, Ribera destacó la necesidad de apostar por el almacenamiento energético y la electrificación. El aumento en la capacidad de almacenamiento será esencial para gestionar la energía renovable de manera eficiente y evitar vertidos en momentos de sobreproducción. Del mismo modo, la electrificación de la demanda permitirá aprovechar al máximo la electricidad generada por fuentes renovables, especialmente en sectores clave como el transporte y los usos térmicos, que hasta ahora han presentado los mayores desafíos en la transición energética.
«El transporte y los usos térmicos son el verdadero nudo gordiano de esta transición, y si no se abordan con una estrategia clara y contundente, será difícil avanzar al ritmo que necesitamos», advirtió Ribera.
En lo que podría ser una de sus últimas intervenciones como ministra, Ribera confirmó los ambiciosos objetivos del PNIEC, que marcan un salto drástico en la participación de las energías renovables. Esta aceleración requerirá no solo inversiones masivas, sino también un cambio profundo en las regulaciones y políticas energéticas del país.
José María González Moya, director general de APPA Renovables, valoró positivamente los nuevos objetivos, pero insistió en la necesidad de medidas concretas para materializarlos. «Los objetivos ambiciosos son una buena noticia para el sector, siempre y cuando vengan acompañados de una estrategia para alcanzarlos. Nuestro país cuenta con unos recursos renovables que lo sitúan en una posición privilegiada para acometer la transición energética y reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, pero la realidad es que deben ponerse sobre la mesa medidas más concretas y atractivas para aprovechar estas energías si queremos alcanzar unas metas tan ambiciosas», explicó González Moya.
A pesar de los avances, el sector renovable ha experimentado una ralentización en el último año. La demanda de energía no ha crecido al ritmo esperado, y tecnologías como la eólica y el autoconsumo han mostrado signos de estancamiento. Esto ha generado preocupaciones sobre la capacidad del país para cumplir con los objetivos planteados en el PNIEC.
El PNIEC prevé una inversión superior a los 300.000 millones de euros, de los cuales el 37% se destinará al sector renovable. Sin embargo, la volatilidad del mercado eléctrico plantea un desafío adicional. El pasado mes de abril, se alcanzó un precio mínimo récord de 13,67 €/MWh, lo que ha generado incertidumbre entre los inversores.
A pesar de los avances en energías renovables, la electrificación representa solo un 24,7% de la energía final en España. Para alcanzar los objetivos de 2030, será necesario que las renovables eléctricas cubran un 20% del consumo final de energía, y que el resto provenga de sectores como el transporte, la industria y los usos térmicos. Esto implica triplicar la presencia de renovables térmicas en solo seis años, un desafío considerable.
La industria también deberá descarbonizarse, con un mayor uso de biocarburantes, vehículos eléctricos y tecnologías renovables como el biometano, que se presenta como una solución viable a corto plazo. Sin embargo, la ampliación de los objetivos de hidrógeno ha generado cierta controversia, ya que esta tecnología aún no es competitiva en comparación con alternativas como el biometano.