SPIREC 23 hace un llamamiento a acelerar la transición energética compatible con la equidad social

SPIREC 23 hace un llamamiento a acelerar la transición energética compatible con la equidad social

El lunes echó a andar en Ifema Madrid la Conferencia Internacional de Energía Renovables, SPIREC 23, con un llamamiento a acelerar el ritmo de la transición energética como respuesta no solo a la crisis climática y al shock provocado en el mercado mundial de la energía por la invasión rusa de Ucrania, sino también para generar mecanismos de equidad social y reducir las desigualdades entre países ricos y naciones en desarrollo. Y es que las energías renovables, cada día más accesibles y descentralizadas, abren oportunidades inéditas de mejorar la vida cotidiana de las personas a la vez que propician una reducción de emisiones imprescindible para frenar los peores impactos del calentamiento global.

 

Organizada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico –a través del IDAE– y por la plataforma REN21, la Conferencia fue inaugurada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien reconoció la voluntad del Gobierno y de todo un país de situarse en la vanguardia mundial de la sustitución de energías fósiles por fuentes limpias.

 

Frente a los “mercaderes de la duda”, que intentan ralentizar este proceso de cambio “como excusa para que nada cambie”, el Gobierno pretende aprovechar al máximo “las oportunidades que ofrece esta nueva revolución industrial para crear más y mejor empleo, reindustrializar todo nuestro territorio y situar al país a la cabeza de Europa y del mundo en esta transición verde”. La transformación del modelo energético hacia un sistema sostenible será una de las prioridades de la presidencia española de la UE, en el segundo semestre de este año.

 

Renovables para las personas

Spirec 23 se celebra bajo el lema «Renovables para las personas». El presidente de REN21, Arthouros Zervos, señalo durante la primera jornada que la crisis energética global es un duro aviso sobre la necesidad de debatir acerca de la transformación radical que requiere nuestro sistema energético, y el mundo sobre el que se basa. Este año 2023 debe ser el año de las energías renovables y servir para dar “un impulso definitivo” a la transformación en marcha y en la búsqueda de soluciones a la dependencia mundial de los combustibles fósiles.

 

España ocupa el octavo puesto mundial entre los países con mayor potencia renovable instalada y el segundo en Europa. Es, además, el quinto productor internacional de energía eólica y solar, y el décimo mercado más atractivo en el mundo para inversiones en energía verde. Para la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, estas magnitudes económicas no deben ocultar la dimensión transformadora y social de la apuesta por las renovables, su influencia en la vida de las personas e, incluso, en la geopolítica global. La transición energética “es también una agenda para la paz” –ha dicho– y representa un cambio de paradigma que exige otras infraestructuras, otras capacidades, una agenda de cooperación público-privada, entre gobiernos y sociedad civil, entre los países desarrollados y las naciones en vías de desarrollo.

 

Cambio de paradigma

En este sentido, el presidente de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA), Francesco La Camera, ha puesto de manifiesto el cambio de paradigma que implica pasar del sistema tradicional “centralizado” de las energías de origen fósil al modelo descentralizado de las renovables, accesibles para economías precarias como las de los países en desarrollo. Para aprovechar todo ese potencial de crecimiento es necesario -ha dicho- “implementar un sistema de financiación multilateral capaz de construir las infraestructuras físicas necesarias en regiones enteras de África, Asia y Latinoamérica”.

 

Para la directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), María Neira, ahí radica uno de los grandes retos de la transición energética. No sólo atender a la emergencia climática y recortar las emisiones de CO2, “sino hacer accesible la energía y a los millones de personas que no disponen de ella”. Es una cuestión de equidad y de salud mundial. La falta de un suministro energético regular y estable ha sido determinante en la deficiente distribución de las vacunas contra la Covid -que necesitan refrigeración- en países de bajos recursos. La generalización de las energías renovables, “más baratas, menos dependientes y más accesibles”, debe contribuir a reducir la brecha norte-sur.

 

Tras la sesión inaugural, más de 120 ponentes, representantes de gobiernos, el mundo académico, la sociedad civil y el sector privado de todo el mundo, debatirán hasta este jueves, en un total de 25  sesiones paralelas repartidas en 5 bloques temáticos:

 

Bloque 1 – Suministro estable de energía, seguridad energética y autonomía con energías renovables

Bloque 2 – Renovables: satisfacer la demanda energética en todos los sectores

Bloque 3 – Aprovechar la oportunidad: construir una nueva economía con energías renovables

Bloque 4 – Las personas en el centro: las energías renovables en el corazón de la sociedad

Bloque 5 – Innovación para acelerar y extender las energías renovables