«Las calderas de gas no se prohíben en la revisión de la Directiva de Eficiencia Energética», avisan los instaladores

«Las calderas de gas no se prohíben en la revisión de la Directiva de Eficiencia Energética», avisan los instaladores

Tras la publicación de la revisión de la Directiva de Eficiencia Energética de Edificios, y la polémica generada en torno a las informaciones en las que se habla de la prohibición de la instalación de calderas de gas a partir de 2026, la Asociación de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía, Agremia, ha lanzado un comunicado en el que puntualiza que «las calderas de gas no se prohíben» en el nuevo texto normativo.

 

Como afirma la asociación, “la nueva Directiva destaca el papel ejemplar de las Administraciones Públicas para aumentar la eficiencia energética de sus instalaciones, y, para ello, recomienda la sustitución de los equipos de calefacción más contaminantes por otros con mejor rendimiento, pero en ningún caso prohíbe el uso de calderas, independientemente de la naturaleza de su combustible”.

 

La esperada revisión de la normativa, publicada el pasado 20 de septiembre en el Diario Oficial de la Unión Europea (ver información aquí)  y que deberá transponerse  a nuestro ordenamiento jurídico en el plazo de dos años,  incide en el ahorro de energía anual que deberán cumplir los países europeos para completar la transición energética y conseguir la descarbonización para 2050.  Según esta revisión, los países miembros de la Unión Europea tendrán que garantizar una reducción del consumo de energía de al menos el 11,7 % en 2030, o lo que es lo mismo, reducir 763 millones de toneladas de petróleo para el consumo final de energía.

 

Con el fin de alcanzar el compromiso energético manifestado por la UE, la Directiva busca conseguir un ahorro anual de del 1,3 % en 2024 y 2025; del 1,5 % en 2026 y 2027; y del 1,9 % entre 2028 y 2030, para lo cual «será importante – destacan desde Agremia-  la hibridación de tecnologías capaces de proporcionar ahorro, confort y salubridad a los hogares europeos».