El futuro de la fotovoltaica: la batalla de lo pequeño frente a los ‘megas’ parques

El futuro de la fotovoltaica: la batalla de lo pequeño frente a los ‘megas’ parques

Bajo el potente mensaje de: “En esta transición energética, pensemos a lo grande: hagamos parques pequeños”, la Asociación Nacional de Productores de Energía Renovables, Anpier, ha lanzado una campaña de comunicación alertando de que las grandes multinacionales no expulsen a las pymes del mercado de generación de electricidad. El objetivo se encamina a demandar un acceso más directo del ciudadano a la generación, permitiendo que se haga realidad el peso y protagonismo de una gran comunidad energética.

Los argumentos que esgrime Anpier se sustenta en la necesidad de que sean los parques fotovoltaicos medianos y pequeños los ganen la batalla de la generación, ya que no producen impactos graves sobre el territorio, son más eficientes, generan más empleo y están al alcance de las iniciativas empresariales locales, como son las pymes y autónomos, dejando beneficios directos en las zonas de proximidad.

Además, justifican que “las 60.000 familias pioneras de la generación fotovoltaica en España han madurado una tecnología esencial para emprender con éxito la transición ecológica, y han demostrado que la ciudadanía es capaz de organizarse para gestionar instalaciones de suministro”. De ahí, esa demanda de que “no se nos relegue, únicamente, al autoconsumo individual o en comunidad”, aseguran, porque la finalidad es “participar en el mercado eléctrico”.

 

Marco energético comunitario

Todo arranca cuando a finales de 2016, en el marco del conocido como ‘Paquete de Invierno’ de la CE, se sentaron las bases de un nuevo marco o escenario energético comunitario, bajo la propuesta de “situar a la ciudadanía en el centro de la transición energética”. Sin embargo, en Anpier alertan de que ese papel protagonista “se trata de justificar únicamente a través de los autoconsumos individuales o colectivos, sin facilitar el acceso al ciudadano, al grueso de la generación, la que nutre a la inmensa mayoría de hogares y pymes, la gran comunidad energética que debería ser nuestro sistema eléctrico”.

Miguel Ángel Martínez-Aroca, presidente de esta entidad, alerta sobre los riesgos de que esta situación nos deje “con un reducido grupo de grandes empresas multinacionales”, que además buscan ventajas fiscales fuera de nuestro país. A su juicio, “la economía de mercado solo funciona si participan grandes, medianos y pequeños, y si este equilibrio se quiebra, en virtud de esa supuesta optimización de recursos y economías de escala”, explica, “el mercado se autodestruye, porque se concentran los beneficios y la riqueza y, de esa manera, el reflejo social será la pérdida de empleos y de poder adquisitivo; la desaparición de las clases medias y el sistema de bienestar”.

Aunque admiten que el sistema eléctrico requiere contar con grandes instalaciones, desde Anpier se pide que el auge y expansión de la fotovoltaica abarque otro modelo que no sea solo el de los grandes parques, porque “no parecen  ser la solución más eficiente”. Entienden que, según este modelo, el transporte de la energía “repercute en forma de costes y pérdidas en las facturas de las familias y pymes consumidoras, con un impacto desproporcionado en el territorio”. La alternativa para ellos pasa por parques de menor tamaño. La razón es porque son capaces de adaptarse mejor a los entornos naturales y, además, su energía no necesita alta tensión, porque se puede absorber en la propia red de distribución. “Los parques solares de menos de 5 MW conectados a media tensión, ofrecen una respuesta más social y sostenible”, sostienen desde Anpier, apoyando la idea con el eslogan ilustrativo de la campaña “En esta transición energética, pensemos a lo grande: hagamos parques pequeños”.

En objetivo pasa por tanto en conseguir que la mayor carga de la potencia fotovoltaica que se incorpore “no debe pivotar sobre esta tipología de mega plantas, que habrían de ser más excepción que norma”, sino que se sustente esas instalaciones de menor tamaño, más asequibles y participativas.

En línea con ello, propone la celebración de subastas destinadas a pequeñas empresas, micro pymes y autónomos, pareciendo recomendable establecer un tramo de potencia específico, reservando para parques de potencia de hasta 2 MW, para micro pymes y autónomos, con un suelo retributivo de 35 €/MWh, “dado que solo de esta manera lograrían financiación para desarrollar los proyectos, en los que se podría considerar factores que condicionen este suelo retributivo a través de discriminadores, como la garantía de empleos generados en la zona por cada MW instalado u otros de carácter medioambiental o social”, apoyándose sobre todo en el hecho de que la dimensión reducida de estos proyectos suponen “un menor impacto en el territorio desde la óptica medioambiental”.